No me importa el método de entrenamiento que uses, los ejercicios que hagas o la dieta que sigas, si no trabajas muy duro de forma constante a largo plazo, no va a dar sus frutos.
El denominador común no es el método, eres tú. Eso puede parecer una píldora amarga de tragar, pero hay un lado positivo: tienes control total sobre tu consistencia y ética de trabajo. No cuesta nada y nadie te lo puede quitar.
A medida que adquieras más experiencia, necesitarás hacer más y más trabajo por menos y menos ganancias. Un principiante puede poner 10 libras en su sentadilla cada semana, pero ocho años después, estará encantado con 10 libras al año.
Todas las formas de adaptación biológica siguen este patrón. Cuanto más te acerques a tu techo genético, más lentas serán las adaptaciones. Menciono este punto para hacerles conscientes del hecho (ciertamente deprimente) de que las mesetas son inevitables en algún momento. No significa que esté utilizando los métodos incorrectos y no significa que esté haciendo algo mal.
Incluso los mejores métodos requieren un trabajo duro y constante. Incluso si logra encontrar ese programa, dieta o ejercicio "perfecto", no le servirá de nada sin un trabajo duro y constante. Y, por extraño que parezca, incluso los programas "dudosos" funcionan con creces cuando los persigues lo suficientemente duro.
Preocuparse menos por el programa y más por su ética de trabajo personal.
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